Hay muchas motivaciones por las que recurrimos a disciplinas como el Yoga o el método Pilates: Mejorar nuestra forma física, aliviar el estrés, superar situaciones difíciles fortalecer, todas, incluso las más superficiales, como obtener un bonito «trasero de yoga» son buenas porque nos acercan a sus beneficios. Por ellos, sea lo que sea lo que nos trae a la colchoneta, en el fondo siempre subyace un deseo de respirar, recuperar el equilibrio y, en definitiva, sentirnos mejor.
Lo maravilloso de disciplinas como el Yoga y el Pilates es que, aunque sólo nos enfoquemos en lo externo, funcionan también a nivel interno. De forma que, pese a que en un inicio únicamente buscabas tener unas piernas más bonitas o un culete mejor puesto, en poco tiempo, vas a descubrir otros beneficios. En concreto en el caso del YOGA, conforme vayas practicando descubrirás como funciona su mágia: El Prana, flujo energía vital, aumenta, que desaparecen los bloqueos físicos y emocionales. Tu fuego interno (Tapas) se enciende para quemar todo lo que ya no te sirve. Mientras te centras en tener una respiración estable y sincronizarla con tus movimientos, notarás como tu mente se apacigua.
Así como la alquimia transforma metales en oro, el YOGA transforma tu cuerpo, mente y espíritu para obtener la «reconexión» y recordar tu verdadero Ser. Porque el yoga te recuerda que no eres ordinario, sino que eres extraordinario: luz, amor, sabiduría, creatividad, belleza e inteligencia.
“El yoga no es solo ejercicio fisico, es un ejercicio para el espiritu. Y este es el punto de la práctica espiritual; para hacernos enseñables; para abrir nuestros corazones y enfocar nuestra conciecia para que podamos saber lo que ya sabemos y ser quienes ya somos «. – Rolf Gates
ROLF GATES